domingo, 25 de octubre de 2009

Bibliografía anotada 6: Lengua, Cultura y Escritura en la Sociedad Virtual:

El artículo publicado por Jaime Olmedo Ramos, quien es académico del Instituto Cervantes está dirigido a estudiantes y académicos del área, especialmente del mundo de la lingüística. Parte del artículo fue presentado con anterioridad como conferencias por el autor en un curso de verano de la Universidad Complutense de Madrid titulado "La era del 'e'. Luces y sombras en la Red” y en el II Congreso Internacional de la Lengua, ambos celebrados en 2001 en España.
Olmedo Ramos revisa cómo los contenidos (el fondo) y la lengua escrita se han venido modificando en la sociedad virtual, desde la perspectiva del que mira los hechos luego de 30 años del envío del primer correo electrónico en Cambridge. La realidad informática ha modificado determinados usos de la escritura, y la difusión por medios electrónicos de la información le da una celeridad a la palabra que sobrepasa con mucho la capacidad de asimilación y comprensión de la palabra por la mente humana, sobrepasada por la celeridad de la sociedad de la información. A partir de datos concretos como el de la velocidad de lectura de un ser humano de no más de 1.000 palabras por minuto para un lector culto en silencio, o de 200 palabras por minuto si lo hace moviendo los labios, o la capacidad del cerebro humano de procesar en lenguaje hablado unas 120 palabras por minutos, cifras todas que palidecen ante la velocidad de cualquier computador obsoleto. Pero es la capacidad de seleccionar, la facultad de discernimiento humano la que entra en juego para escoger entre las montañas de “basura cultural electrónica” lo que realmente vale la pena leer. Parte de este trabajo lo hacían los copistas en el tiempo de los manuscritos, o los editores en los libros y revistas, pero la facilidad de publicar cualquier cosa, sin selección de formas o contenidos en la red, traslada la tarea de seleccionar la calidad de lo que se va a leer de manera más intensa al lector.
“El concepto de "hipertexto", acuñado en los años sesenta por Theodor H. Nelson parece hoy la gran liberación y la red de conocimientos donde se expande el pensamiento posmoderno. Dice Theodor H. Nelson: "Con 'hipertexto' me refiero a una escritura no secuencial, a un texto que bifurca, que permite que el lector elija y que se lea mejor en una pantalla interactiva. De acuerdo con la noción popular, se trata de una serie de bloques de texto conectados entre sí por enlaces, que forman diferentes itinerarios para el usuario". En un libro o cualquier publicación impresa tradicional leemos siempre de manera lineal, en cambio en la lectura electrónica podemos pasar a uno u otro hipertexto generando diversas rutas dentro de una misma lectura. Pero en ese maremagnum de información es fácil perderse, y sentir la soledad de la sobreabundancia.
Por otra parte, el uso de la comunicación vía red y también de los mensajes de texto a través de los teléfonos celulares, ha hecho prevalecer la versión escrita sobre la versión hablada de la lengua en la comunicación de la sociedad virtual. Desde los libros electrónicos o las publicaciones científicas hasta el espacio informal del chat o el más privado de los correos electrónicos (personales o de trabajo) la comunicación es fundamentalmente a través de textos, generando además una serie de abreviaturas y a veces descuido extremo no solo de la ortografía sino también de la sintaxis en la escritura. Y se trata además de textos que la mayoría de las veces no son impresos nunca en papel, y permanecen en la red y en la pantalla de los monitores.
El autor presenta su opiniones fundamentadas en el análisis de la realidad lingüística en la red, partiendo además de datos bibliográficos de autores reconocidos. El artículo, está bien documentado y con amplia bibliografía especializada y anotada en algunos casos, además de indicar en ocasiones la fuente en la red.

Bibliografía
Olmedo Ramos, Jaime: Lengua, Cultura y Escritura en la Sociedad Virtual:
Tres Décadas de Red-Acción (1971-2001) Círculo de Lingüística Aplicada a la Comunicación 8, noviembre 2001. ISSN 1576-4737. Consultado en red el 22-10-09 a las 21 h en http://www.ucm.es/info/circulo/no8/olmedo.htm

sábado, 24 de octubre de 2009

Bibliografía anotada 5: Antropología de lo Político: sociedad virtual y movilizaciones sociales.


El artículo es la base de una ponencia presentada en un Congreso Virtual en 1998 por Adriana Sarraméa de la Universidad de Buenos Aires, y permite tener una idea de los planteamientos de la autora hace ya más de una década. Se trata de una antropóloga argentina, que para el momento de la presentación de la ponencia que generó el artículo que se comenta era estudiantes de doctorado de la Universidad de California, en Estados Unidos.Comienza por presentar algunas precisiones, como el origen de la red en la guerra fría, como protocolo de comunicación desarrollado básicamente desde el mundo de lo militar del cual se han ido abriendo algunos espacios al público.
El artículo es la versión escrita de una ponencia presentada por la autora en un congreso de la especialidad, destinado entonces a lectores del mundo académico. La visión de Sarraméa es una visión crítica y antropológica: “la gente ha sido reducida a datos, sistemas de vigilancia y control actuún a nivel planetario, las mentes son moldeadas mediante la realidad de la pantalla, y un poder autoritario actúa en "ausencia". La nueva geografía es virtual y el centro de resistencia política y cultural tiene que afirmarse en este espacio electrónico.” La red se convierte en un espacio de comunicación (con lenguajes digitales bajo el protocolo TCP/IP, a través de líneas telefónicas de alta velocidad) de comunidades heterogéneas y geográficamente distantes, y a la vez en un espacio de relaciones económicas, culturales y políticas sin contacto físico directo, generando nuevas posibilidades de movilización social.
Las antiguas tecnologías militares se convierten en aparatos de uso doméstico generalizado y una nueva estrategia de poder difuso en el espacio cibernético se transforma en un medio de dominación sostenida y global: el poder difuso va acompañado de la máquina de mirar, recordando al panóptico de Foucault. El poder no visible ni localizable limita la posibilidad de resistencia, las empresas y el capital se movilizan con facilidad de un lugar a otro, buscando el sitio más conveniente por su facilidad de explotación, violabilidad de normas laborales, bajo costo del capital de trabajo, o normas flexibles de contaminación, por poner algunos ejemplos.
Es el poder nomádico, en contraposición al poder sedentario del capitalismo clásico anterior a la guerra fría. Este poder nomádico y el capital transnacional podrían ser paralizados por un grupo relativamente pequeño y ubicuo de hackers que invadiesen con virus o gusanos espacios de la red autoritaria, pero justamente es el usuario de la red el grupo humano menos politizado. Las actuaciones de esos grupos han sido más de vándalos, curiosos, venganzas personales o estrategias de mercaderes de nuevos programas, no actuaciones políticas con orientación definida. Aún así, el espacio virtual de la red puede utilizarse para la democratización de ciertos saberes, e inclusive para la participación comunitaria, la participación de la gente en las discusiones, en la toma de decisiones y en la contraloría social, poniendo al alcance de muchos la posibilidad de flujo de información bidireccional.
Existen sin embargo algunas excepciones interesantes, como por ejemplo el del Ejército Zapatista de Liberación Nacional y el Comandante Cero, que se dio a conocer y aglutinó promoviendo los movimientos sociales vinculados al zapatismo a través del correo electrónico y de la red, moviéndose en el propio terreno del capital para promover la rebelión. Lo cual por supuesto, no puede ser usado como argumento para pretender hacer afirmaciones sobre la neutralidad de la red, que en definitiva, es otra herramienta de globalización, de poder y de dominación incluso más allá de lo que podemos (o queremos) conocer claramente.
Las calles y los espacios públicos tienen cada vez menos público, que está ahora frente al televisor, o a la computadora la mayor parte del tiempo, o sino en los espacios públicos privatizados, los templos del consumo que constituyen los grandes centros comerciales. Son el equivalente de las fortalezas medievales, donde se ofrece seguridad a cambio de pérdida de la soberanía individual.
Años antes de la masificación de las llamadas redes sociales en la red y de los juegos virtuales cada vez más sofisticados, la autora nos remonta al período medieval y a la contrarreforma para hacer una paralelismo entre la extensión geográfica de la religión católica y el crucifijo y la extensión de la economía de mercado globalizada, la cultura de la hamburguesa o el poder de los repetidores de noticias (o de falacias convertidas por obra y gracia del poder mediático en realidad virtual).

Bibliografía
Sarraméa, Adriana: Antropología de lo Político: sociedad virtual y movilizaciones sociales. Disponible en red en http://www.naya.org.ar/congreso/ponencia1-25.htm, consultado el 22 10 09 a las 21 h.

lunes, 12 de octubre de 2009

Bibliografía anotada 4. Atlas de Cardiopatías Congénitas: Tomografía y Resonancia - Hospital Cardiológico Infantil Latinoamericano, 2009, Caracas

En el mundo de la Sociedad Virtual, la virtualización del cuerpo humano se manifiesta a través de la imagen del cuerpo por medio de las imágenes médicas como las generadas por la ecosonografía, resonancia magnética nuclear, tomografía axial computarizada, radiología y demás estudios imagenológicos que penetran la superficie del cuerpo sin cortar la piel. Las técnicas de reconstrucción digital permiten obtener una fotografía no solamente anatómica, sino también funcional del cuerpo humano vivo, sin afectar (al menos sin hacerlo de manera apreciable a la luz del conocimiento científico actual) la salud y la vida de la persona.
El Atlas de Cardiopatías Congénitas: Tomografía y Resonancia es un libro fundamentalmente de imágenes de tomografía y resonancia, organizado por grupos de patologías en trece capítulos en los que se presentan imágenes normales e imágenes patológicas de las cardiopatías congénitas más comunes (y muchas no tan comunes), incluyendo un capítulo dedicado a los hallazgos extracardíacos en las cardiopatías congénitas. El libro reúne en 298 páginas (con un tiraje de 1000 ejemplares) imágenes y breves textos descriptivos que resumen la experiencia de los primeros 3 años de funcionamiento del Hospital Cardiológico Infantil Latinoamericano Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa, un hospital público totalmente gratuito especializado en cirugía y cardiología intervencionista, y que se ha convertido en el primero en número de cirugías cardíacas en cardiopatías congénitas en edad pediátrica de América Latina, con más de 600 cirugías por año en los últimos dos años. Fue presentado al público el 21 de agosto de 2009; y es un libro en formato de 33 x 23 cm y tapa dura, con excelente calidad de impresión, a todo color, editado conjuntamente con el Ministerio del Poder Popular para la Cultura y de distribución gratuita para las bibliotecas especializadas en salud de Venezuela.
Es un libro cuya investigación y recopilación de textos e imágenes estuvo a cargo de Luz Pabón, médica especialista en radiología, con subespecialidad en Tomografía y resonancia, responsable del área de imagenología del hospital y coordinadora del curso de ampliación para especialistas en cardiología infantil o en imagenología de “Tomografía y Resonancia Cardiovascular Pediátrica” que se dicta en el Hospital cardiológico Infantil Latinoamericano. La publicación contó con la revisión de reconocidos médicos especialistas en cardiología infantil, cardiología, cirugía cardiovascular e imagenología, y representa una publicación de alta calidad científica dirigida a médicos y técnicos especialistas en el área.
Todas las imágenes fueron obtenidas en los equipos del hospital, con tecnología totalmente digital en tomógrafo de 64 cortes y resonador de 1,5 tesla, lo que representa un esfuerzo importante con imágenes de alta calidad, provenientes de pacientes referidos de todo el territorio nacional.
Imágenes antes nunca soñadas del corazón en movimiento, de sus estructuras y de los flujos de sangre que por él circulan pueden ahora ser vistas en tiempo real con precisión antes nunca logradas, y almacenadas en servidores que permiten su disponibilidad inmediata y postprocesamiento en toda la comunidad hospitalaria. La calidad de las imágenes obtenidas y almacenadas en formato digital DICOM (estandar mundialmente adoptado para las imágenes con calidad médica) permite recuperar estudios de máxima calidad no solamente con fines de diagnóstico y asistencia a un paciente individual, sino también con fines de docencia o publicaciones virtuales o en forma de libros, sin estar sometidos al deterioro que el tiempo genera rápidamente en imágenes almacenadas en otros soportes como papel, placas radiográficas y otros. El uso adecuado de la tecnología permite evitar entonces errores diagnósticos que pueden conducir a realizar cirugías que pudieran ser mortales, reduciendo costos, incrementando la seguridad y garantizando además la soberanía que como país necesitamos al desarrollar las competencias necesarias para definir con precisión las indicaciones, contraindicaciones y conclusiones a las que es posible llegar utilizando uno u otro medio diagnóstico.
Por supuesto, el uso de tecnologías sofisticadas (y costosas, además de importadas) puede también convertirnos en víctimas del consumismo médico y de la mercantilización de la salud por la que tanto trabajan los mercaderes del capital transnacional vinculado a la producción y venta de equipos e insumos para la salud, pero probablemente una de las mejores vacunas para este riesgo es el conocer a fondo las nuevas tecnologías, para debatir con propiedad en su propio terreno con los que buscan colocar a las máquinas en el lugar de las personas, sustituyendo la relación médico-paciente por la relación máquina-consumidor-caja registradora.
La virtualización del cuerpo humano a través de las imágenes médicas, su almacenamiento y transmisión digital determinan dilemas éticos, pero también son oportunidades para desarrollar el conocimiento de lo humano y la comprensión de la salud en su sentido más amplio, más aún cuando se trata de actuar sobre la salud de los más vulnerables: las niñas y niños.

Bibliografía:

Atlas de Cardiopatías Congénitas: Tomografía y Resonancia
Hospital Cardiológico Infantil Latinoamericano Dr. Gilberto Rodríguez Ochoa, 2009, Caracas, Venezuela. ISBN 978-980-7203-01-2

sábado, 3 de octubre de 2009

Bibliografía anotada 3: Pierre Lévy: ¿Qué es lo virtual?

Para Lévy, en su libro ¿Qué es lo virtual? (1), el abordaje de lo virtual no es apocalíptico ni catastrófico, sino por el contrario: optimista, una visión en la que la virtualización es una continuación de la hominización, del proceso que nos lleva a diferenciarnos de los animales. “(…) lo virtual, en un sentido estricto, tiene poca afinidad con lo falso, lo ilusorio o lo imaginario. Lo virtual no es, en modo alguno, lo opuesto a lo real, sino una forma de ser fecunda y potente que favorece los procesos de creación, abre horizontes, cava pozos llenos de sentido bajo , la superficialidad de la presencia física inmediata.” (p 8; los números colocados entre paréntesis señalan en todos los casos la página de la cita, en la versión digital que se describe en la bibliografía). Y más adelante nos dice que: “El reto de este libro, por lo tanto, es triple: filosófico (el concepto de virtualización), antropológico (la relación entre los procesos de hominización y la virtualización) y sociopolítico (comprender la mutación contemporánea para tener una oportunidad de convertirse en actor de ella).” (p 8)
En el primer capítulo, define los conceptos de realidad, de posibilidad, de actualidad y de virtualidad, la «desterritorialización» asociada a la virtualización.
“Los tres capítulos siguientes conciernen a la virtualización del cuerpo, del texto y de la economía.(…)
El quinto capítulo analiza la hominización en los términos de la teoría de la virtualización: virtualización del presente inmediato por medio del lenguaje, de los actos físicos por la técnica y de la violencia por el contrato. (…)
El capítulo sexto, utiliza los materiales empíricos acumulados en los capítulos precedentes para poner en evidencia el núcleo invariante de operaciones elementales implicadas en todos los procesos de virtualización: los de una gramática, de una dialéctica y de una retórica ampliadas a los fenómenos técnicos y sociales.
Los capítulos séptimo y octavo examinan «La virtualización de la inteligencia». Presentan el funcionamiento tecnosocial de la cognición siguiendo una dialéctica de la objetivización de la interioridad y de la subjetivización de la exterioridad, la cual, como se verá, es típica de la virtualización. Estos capítulos desembocan en dos resultados principales. En primer lugar, muestran una visión renovada de la inteligencia colectiva emergente en las redes digitales de comunicación. Después de lo cual, ofrecen la construcción de un concepto de objeto (mediador social, soporte técnico y nexo de las operaciones intelectuales) que sirve para completar la teoría de la virtualización.” (p.9)
El autor plantea que no existe oposición entre lo real y lo virtual. Lo virtual es lo que existe potencialmente y se opone a lo actual, es el problema (que tiende a la resolución: la actualización). Lo posible, por otro lado, se asemeja a lo real: es lo real sin existencia. “La memorización digital es una potencialización, la visualización de datos una realización. Un hipertexto es una matriz de textos potenciales, de los cuales sólo algunos se realizarán como resultado de la interacción con un usuario.” (p 29) Los pares son entonces: potencial-real y virtual-actual.
A través del ejemplo de la virtualización de una empresa en la que se “hace un uso masivo del teletrabajo, tendiendo a reemplazar la presencia física de sus empleados en los mismos locales por la participación en una red de comunicación electrónica y a usar recursos informáticos que favorecen la cooperación.” (p12), se muestra cómo la empresa deja de ser un establecimiento con trabajadores cuyo tiempo es comprado, a ser una coordinación que distribuye el trabajo, pasando de una solución dada a un nuevo problema.
La virtualización elimina la exigencia de los presencial, o de lo geográfico, la comunidad virtual no está delimitada por un territorio determinado (es la desterritorialización de lo virtual), sino que se vincula por compartir el mismo problema o foco de interés, “Pero, a pesar de ello, lo virtual no es imaginario. Produce efectos.” (p 15), desdibuja los límites entre “público y privado, propio y común, subjetivo y objetivo, mapa y territorio, autor y lector, etc.” (p 17)
La virtualización alcanza también al cuerpo: la función simétrica de la percepción es la proyección en el mundo tanto de la acción como de la imagen. La proyección de la acción está vinculada a las máquinas y a la técnica, la de la imagen del cuerpo a la telepresencia, las telecomunicaciones, teléfono, y también a las imágenes médicas de ecosonografía, resonancia magnética nuclear, tomografía axial computarizada, radiología y demás estudios imagenológicos que penetran la superficie del cuerpo sin cortar la piel. El hipercuerpo de la humanidad comparte incluso sus órganos y tejidos, los transplantes y transfusiones materializan el intercambio entre vivos y con muertos, e incluso con animales, convirtiendo la comunidad religiosa o simbólica de los cuerpos en hecho técnico.
Pasando de una solución particular a una problematización general (colectiva), la virtualización del cuerpo es una heterogénesis de lo humano.
Para Lévy la lectura es la actualización del texto, en tanto depende de la interpretación del lector que le da un sentido particular en un momento determinado, y la escritura es una forma de virtualización de la memoria (puesta en común, heterogénesis). Ese sentido no existe antes de la lectura, y existirá de una manera particular y diferente de acuerdo al contexto de la lectura, del lector, de sus relaciones con otros textos y afectos, con lo que la actualización por el lector a través de la lectura convierte al texto en un cuerpo viviente.
La desterritorialización de lo virtual se vincula al nomadismo, e igualmente, el texto (y los hipertextos) de las redes virtuales del ciber espacio se vinculan a la comunicación oral. Así, la escritura y la imprenta responden a la exigencia de una verdad universal, objetiva, así como la red virtual reproduce en el mundo actual comunicación oral prehistórica, y sus saberes míticos y narrativos.
Los hipertextos prolongan en el espacio virtual las señales (puntuación, capítulos, diagramas, notas a pie de página) que la escritura fue desarrollando paulatinamente a partir de los primeros alfabetos sin separaciones. Son los tiempos de la respiración y el ritmo de la palabra hablada traducidos de manera imperfecta en el texto escrito lo que veíamos en el papel, y ahora las conexiones, las referencias de nuestra memoria, las asociaciones y las lecturas posibles, que aparecen como hipertextos: la velocidad. En la web se almacena la memoria por un lado la enorme multitud de datos y por otro las estructuras, los recorridos o señalizaciones subjetivos de cada organización o individuo. Especialmente los enlaces al exterior de la página representan rutas diferentes para llegar a un mismo texto (enlaces hipertextuales). Estos enlaces hipertextuales a veces llevan a datos puestos al día en tiempo real, haciendo al lector partícipe pensante y creador de nuevas lecturas. El texto subsiste fuera de las fronteras de la página (y de los países), al igual que las imágenes o la música.
Habiendo sido la escritura actual creada para un soporte estático, es factible plantear la invención de nuevos sistemas de escritura acordes al soporte dinámico de la web, ya presentes, por ejemplo, en los íconos, videojuegos, simulaciones gráficas, etc. Pero no se trata de la desaparición del texto, sino de su relanzamiento (incorporando la intertextualidad, referencias) potenciado.
La información y el conocimiento son bienes económicos primordiales y muy particulares: por ser virtuales (desterritorializados) “consumirlos no los destruye y cederlos no significa perderlos.” (p 43), y además se pueden transmitir y producir de una manera cooperativa, a contrapelo de la economía basada en las escasez de los bienes. Estaríamos entonces ante una economía de abundancia, en la que ganarán las sociedades que logren aumentar la eficacia del trabajo a través de la inteligencia colectiva virtual. Además, la actualización de lo virtual es un acto creador, al actualizar el conocimiento le damos un sentido nuevo y lo convertimos en solución.
Según la teoría matemática de la comunicación, una información es un acontecimiento que reduce la incertidumbre respecto a un entorno dado.” (p 44)
En esta nueva economía virtual (de la información y el conocimiento) el derecho de autor pasa de ser territorial (valor de cambio de la venta de un libro, o un disco, por ejemplo) a ser un derecho de tránsito o de uso, y los límites entre producción y consumo se hacen difusos.
El autor plantea que las cuatro propiedades de la inteligencia colectiva son: conectividad (vínculos, redes), una semiótica (sistema de representaciones, evolución de los signos), una axiología (o valores filosóficos, morales) y una energética (fuerza afectiva de las imágenes, publicidad, retórica), y se integra en un “metamercado” de evaluación cooperativa y social.
Son tres las virtualizaciones que han creado lo humano: el lenguaje, la técnica y el contrato. Para Lévy la virtualización generalizada (incluyendo economía, cuerpos, mensajes) se inserta en el proceso de hominización: la creación del lenguaje (específicamente humana) es un proceso de virtualización, que da celeridad a la difusión de las técnicas y la complejidad de las instituciones. También la virtualización permite la transformación y el intercambio de lo interior (privado) al exterior (público) y viceversa.
“La humanidad surge a partir de tres procesos de virtualización. El primero está vinculado a los signos: la virtualización del tiempo real. El segundo, a las técnicas: la virtualización de las acciones, del cuerpo y del entorno físico. El tercer proceso crece con la complejidad de las relaciones sociales: para designarlo de la manera más sintética posible, diremos que se trata de la virtualización de la violencia. (…)
Por medio del lenguaje, la emoción virtualizada por el relato vuela de boca en boca. Gracias a la técnica, la acción virtualizada por la herramienta pasa de mano en mano.” (p 61)
Las operaciones de la virtualización o el trivium antropológico: la gramática nos permite componer a partir de los fonemas (elementos sin significado unidades significativas (frases, discursos), la dialéctica es el arte del diálogo de interlocutores, con la retórica se trata de actuar sobre los otros a través de los signos. La fragmentación en unidades básicas es para Foucault el preludio del acercamiento disciplinario al cuerpo. Para Lévy el trivium virtualizante del lenguaje caracteriza también a la técnica y a la complejidad de relaciones humanas, la estandarización, por ejemplo, hace compatibles sistemas de información, o de transporte. El pensamiento y la inteligencia humana están indisolublemente unidos al lenguaje, instituciones, representaciones, en fin: a la virtualización, generando la posibilidad de una inteligencia colectiva muchas veces subestimada.
A diferencia de las sociedades animales, la inteligencia colectiva humana es conciente de si misma, y cada quien la refleja de un modo particular (no como el partícipe acrítico y ciego de la inteligencia social animal).
Ahora, para Lévy es fundamental que nos apropiemos de las inmensas posibilidades de la inteligencia colectiva, a través de la comunicación no mediática masiva, en la que el poder no reside en el emisor (que se dirige a un receptor pasivo, como en la televisión), sino que es posible la relación transversal entre los receptores (que son a su vez emisores) virtuales, que no se asocian por su ubicación geográfica (desterritorializada) sino por sus afinidades e intereses (un objeto común que genera un sujeto colectivo) en una coordinación no jerárquica.
“La alternativa es simple. O el ciberespacio reproduce lo mediático, lo espectacular, el consumo de información comercial y la exclusión a una escala todavía más gigantesca que la existente hoy en día —ésta es a grandes rasgos la tendencia natural de las «autopistas de la información» o de la «televisión interactiva»—, o bien acompañamos las tendencias más positivas de la evolución en curso y nos planteamos un proyecto de civilización centrado en los colectivos inteligentes: recreación de los lazos sociales por medio de los intercambios de saber, reconocimiento, escucha y valoración de las singularidades, democracia más directa, más participativa, enriquecimiento de las vidas individuales, invención de nuevas formas de cooperación abierta para resolver los terribles problemas que la humanidad debe afrontar, acondicionamiento de las infraestructuras culturales y de programas informáticos de la inteligencia colectiva.” (p 94)
Lévy plantea el problema de la inteligencia colectiva y su coordinación para hacerla sobrepasar las capacidades de la inteligencia individual, sin establecer nuevas relaciones de dominio y de anulación, fomentando la diversidad y la cooperación por el bien común.
“Si bien todas las personas son inteligentes a su manera, los grupos a menudo decepcionan. Se sabe que, en una muchedumbre, las inteligencias individuales, lejos de sumarse, tienden a dividirse. La burocracia y las formas autoritarias de organización aseguran una cierta coordinación, pero a costa de la asfixia de las iniciativas y de la anulación de las singularidades.” (p 95)
Algunas preguntas fundamentales serían, para el autor: “¿cómo pasar aquí y ahora, de la inteligencia colectiva, que es inherente a la condición humana, a los colectivos inteligentes que optimizan deliberadamente sus recursos intelectuales? ¿Cómo construir una sociedad de manera flexible, intensa e inventiva, sin basar el colectivo en el odio al extranjero, ni en algún mecanismo victimista, ni en la relación con una revelación trascendente o un jefe providencial? ¿Cómo poner en sintonía los actos y los recursos de las personas sin someterlas a una exterioridad alienante? Un régimen así no se decreta y sin duda hace falta algo más que buena voluntad.” (p 97) y pudieran parecer utópicas. Es la búsqueda del cómo pasar de la cacería animal de presas a la cooperación por un objeto común circulante de manera libre (en el ciberespacio, no en la apropiación de la autopista electrónica).
“El término quadrivium, o vía cuádruple, fue acuñado por Boece en el siglo VI d.C. para designar los estudios científicos que debían seguir al trivium (gramática, dialéctica y retórica), a saber: aritmética, geometría, música y astronomía. Este programa de estudio, trivium y quadrivium —los siete pilares de la sabiduría— fue seguido durante siglos por las «facultades de las artes» de la Edad Media europea. (p 109)
Siguiendo entonces el juego de mostrarnos trivium y ahora quadrivium, Lévy muestra las relaciones entre los cuatro modos de ser: posible, real, actual, y virtual, no antagónicos sino complementarios y conjuntos.
“Lo posible y lo virtual tienen, evidentemente, un rasgo común que explica la confusión tan frecuente que se produce entre ellos: los dos son latentes, no manifiestos. Más que librar una presencia, anuncian un futuro. En cambio, lo real y lo actual son, ambos, patentes o manifiestos.” (p 109)

Comentario crítico

En la tradición filosófica francesa Lévy (con formación inicial en historia e historia de la ciencia) establece un conjunto de categorías que ayudan a pensar desde el punto de vista filosófico y socio-antropológico en lo que ha sido y será el papel de la informática en el mundo y en las sociedades.
Para Lévy el abordaje de lo virtual no es catastrófico, ni tampoco es la idea del determinismo tecnológico, sino por el contrario: hace un planteamiento optimista, una visión en la que la virtualización es una continuación de la hominización, del proceso que nos lleva a diferenciarnos del mundo animal. Podría pecar de demasiado optimista o tal vez ingenuo al pensar que la inteligencia colectiva puede ser de algún modo orientada hacia un norte de solidaridad, cooperación y colectivismo, pero a la vez es una visión refrescante en el medio de los pronósticos apocalípticos finiseculares.
El libro resulta a ratos demasiado denso, y tal vez sería más fácil de leer en la web, si desarrollase hipertextos que sirvieran de glosario a medida que se avanza en la lectura. En cualquier caso, la utilización de ejemplos de la vida cotidiana ayuda al lego (como yo…) a entrar en las profundidades filosóficas de la definición de lo humano (para Aristóteles era la risa, lo característicamente humano: los animales no ríen). La virtualización no es entonces el fin de la civilización humana, sino otro paso en la separación de lo animal. La virtualización del texto, del cuerpo y de la economía; y luego el lenguaje, la técnica y el contrato como virtualizaciones que crean lo humano son los sustratos de la inteligencia colectiva. La verdadera pregunta queda luego claramente planteada: ¿cómo pasar de la inteligencia colectiva a los colectivos inteligentes?, y muy especialmente cómo hacerlo sin generar nuevas relaciones de dominación y alienación. Ese es el reto y la invitación que nos hace Lévy al final.

Bibliografía:

(1) Lévy, P.: ¿Qué es lo virtual?. Editorial Paidós, Barcelona, 1999. Título original: Qu’est-ce que le virtual?, publicado en francés por Éditions de la Découverte, París. Traducción de Diego Levis.